Según registro oficial, van ya dos niños muertos en la Guajira por desnutrición en el 2017.

Según autoridades de salud del departamento de la Guajira confirmaron este Lunes la muerte de un bebé de 18 meses, quien estaba hospitalizado en la UCI del hospital San José de Maicao desde hace un mes.  

Siendo el segundo caso de un menor fallecido por física hambre en el 2017; el pasado Sábado habría muerto una niña de 11 meses de la comunidad Warrutaim, de la zona rural de Manaure.

Este caso de la niña de la comunidad Warrutaim, fue denunciado por el líder indígena Javier Rojas, peticionario de las medidas cautelares ante la Comición Interamericana de Derechos. a favor de los menores y adolescentes de los municipios de Riohacha, Manaure, Maicao y Uribia. 

Según Rojas, la menor estaba muy delgada y presentaba un cuadro de diarrea y vómito. Así mismo, indicó que las comunidades indígenas que habitan en este territorio no tienen agua potable y ni alimentos.

Debido a la crisis en esa región de Colombia, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) concedió medidas cautelares para esta comunidad con el fin de acelerar las acciones para facilitar el acceso al agua potable y a los alimentos para esta población; pero siguen muriendo los niños, como si nada!

Según datos oficiales, no creo mucho en los datos "oficiales" pues enmascaran las cifras, en el 2016, en la Guajira murieron  89 niños  por enfermedades asociadas a la desnutrición, en palabras castizas, murieron de hambre!

“La experiencia de desnutrición en Colombia es igual que en Etiopía”, dice Alicia Genisca, médica pediatra estadounidense que ha trabajado en países de África y ahora atiende a los niños con desnutrición crónica en el corregimiento de Mayapo en LaGuajira.

Y quien responde por la muerte de todos estos niños??

Son, supuestamente, 91 vidas inocentes que dejaron de existir por la mano de los corruptos y por la negligencia de unos gobiernos locales, regionales y nacionales y de todas las instituciones del Estado que debían haber actuado para que ni uno solo de los menores perdiera la vida.

Por supuesto que el Gobierno de Santos y los anteriores tienen culpa en esto. Pero también la tienen todos los demás organismos del Estado que vieron lo que estaba pasando y no actuaron para evitar la indignante tragedia de unos niños muertos por física hambre.
Unas de las disculpas que esgrimen las autoridades es la sequía, pues hace tres años que no llueve en la zona; al respecto, la organización ambientalista Censat Agua Viva denuncia en un informe que las multinacionales carboneras han acaparado y controlado el agua, lo cual ha agravado la escasez. “Aquí también es importante desmitificar el discurso creado para legitimar la sed de La Guajira como producto de un fenómeno de escasez que se quiere presentar como natural, cuando el surgimiento de esta condición es el resultado del despojo de las fuentes y su utilización en actividades contrarias a las necesidades de la vida humana, animal y vegetal”, indica la organización.

Como ejemplo señala que Cerrejón usa 17 millones de litros de agua cada día y explica que estos son extraídos del río Ranchería para regar las vías por las que transitan las volquetas, a fin de aplacar el polvo que levantan. Mientras esto sucede, el consumo promedio diario de una persona en la Alta Guajira, según datos del PNUD, es de 0,7 litros de agua no tratada.
El antropólogo wayuu Weildler Guerra Curvelo asegura que en la crisis “hay una gran responsabilidad nacional” y considera que con una “voluntad decidida” se podría erradicar el problema, porque el país “sí tiene los recursos para invertir”.
Así opina también el líder wayuu Javier Rojas Uriana, uno de los peticionarios de las medidas cautelares que otorgó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Rojas afirma que el Estado ha sido “responsable” de las muertes de los niños. “Están acabando con nuestra comunidad y necesitamos que haga más presencia en el territorio indígena”. Otra líder wayuu asegura que en la Alta Guajira hay comunidades donde solo conocen el nombre del presidente Gustavo Rojas Pinilla, quien gobernó del 13 de junio de 1953 al 10 de mayo de 1957. “Es decir, no han visto acciones de los presidentes que han pasado hasta la fecha, ya que solo tienen conocimiento de los molinos y jagüeyes que se hicieron en el gobierno de Rojas”, añade.
Un común denominador que ha surgido es que la muerte de los niños wayuu es atribuida a la corrupción administrativa. Desde 1995 hasta 2015 La Guajira recibió por regalías del carbón y el petróleo 4,8 billones de pesos, pero hoy la Gobernación prepara una petición para entrar a la Ley 550 o de quiebra porque las deudas que encontró suman cerca de $360 mil millones y no puede atenderlas con el presupuesto de $400 mil millones para la vigencia de 2016.
¿Qué se hicieron todos esos billones recibidos?, es la pregunta que aflora en medio de la creciente crisis humanitaria. 
Hace poco, el médico Spencer Rivadeneira aseguró que la sociedad es culpable de lo que sucede porque “aquí todo mundo sabe dónde es que venden las cajitas de leche del ICBF y no denuncian”. Manifestó que la politiquería debe salir de esta institución para que pueda funcionar como debe ser.
La misma directora nacional del Bienestar Familiar, Cristina Plazas, se ha referido a la corrupción interna, ha hablado de “mafias” e incluso ha presentado denuncias ante la Fiscalía que dejan varias capturados por graves irregularidades en el suministro de alimentos de niños, pese a contratos que suman cerca de $140.000 millones. El obispo de Riohacha, monseñor Héctor Salah Zuleta, aseguró a EL HERALDO que la corrupción “es la principal calamidad del Departamento, ya que han usado para su propio beneficio los recursos que debieron emplear en la solución de tanto problema que tiene esta región”
La realidad política, administrativa, social y económica de la península indica que lo que viven sus comunidades mas vulnerable no tendrá solución si no se ponen en marcha planes de inversión  permanente y vigilados. De lo contrario los niños seguirán muriendo.
No debemos olvidar que el grupo político que ha gobernado este departamento durante toda esta tragedia, es el del vicepresidente, Germán Vargas Lleras, Cambio Radical, el mismo que cobija al actual alcalde de Bogotá.
La existencia de un sola muerte de un niño por hambre y sed, en 
un país cuyo presidente es el premio Nobel de la Paz 2016, no tiene
presentación!!



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