Cuando el vecino se te tuerce : Colombia - OTAN.

                                       Para las élites occidentales agrupadas en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) todo está perfectamente planificado.
Finalmente, Colombia está sometida a escrutinio en América Latina por su alianza con unos de los factores belicistas, el bloque militar OTAN o NATO, del cual para muchos analistas ya es miembro asociado. La afinidad ya existe. Es la cúspide de un proceso silencioso en sus inicios, acordado en las frías cancillerías de Norteamérica y Europa. América Latina comienza a reaccionar.
Colombia suscribió un acuerdo de información con la OTAN, cuyo borrador de 2013, mantenido en secreto aún, fue ratificado por el congreso colombiano hace dos años. Hubo críticas políticas y mayores objeciones legales, pero el empeño se mantiene y va viento en popa.
Por mucho tiempo el liderazgo de América Latina se hizo la vista gorda cuando en 2014 Colombia suscribió con la OTAN un acuerdo colaboracionista.
Es indiscutible que Colombia se distancia de los principios básicos del Movimiento de los Países No Alineados (del cual es integrante) y también del concepto de seguridad integral entre los países de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) al firmar el acuerdo sobre cooperación y seguridad de información con la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
El 12 de agosto de 2014 el Congreso de Colombia aprobó el acuerdo de Cooperación con la OTAN. Fueron 81 votos a favor y 9 en contra, éstos fundamentalmente del Polo Democrático Alternativo (PDA). Fue un evento muy interesante, aunque reprochable y lamentable.
Poco después, el lunes 8 de septiembre, fue publicado en Gaceta Oficial de Colombia el “Acuerdo sobre Cooperación y Seguridad de información”. El contenido lo suscribieron Juan Carlos Pinzón Bueno, entonces ministro de Defensa Nacional de Colombia, y por la OTAN, el danés Anders Fogh Rasmussen, entonces secretario general de la OTAN. El presidente Juan Manuel Santos lo firmó para su ejecútese. ¿Qué mas se quiere? Independientemente de que la Contraloría de Colombia o el Tribunal Constitucional de ese país haya hecho observaciones sobre el acuerdo suscrito, el liderazgo político Colombia ha seguido avante en sus planes de adscribirse a la OTAN. Santos fue Ministro de Defensa de Álvaro Uribe, y la continuidad del Gobierno se mantuvo en aspectos tan sensibles como este, sin duda.
 Los lideres políticos de Colombia cree que ese país debe consolidar sus relaciones con la OTAN. Eso implica adscribirse al modelo de sociedad e intereses geopolíticos que prescribe el bloque occidental liderado por Estados Unidos. En los últimos dos meses tanto el Senado como el presidente Santos le han puesto patines a los borradores de acuerdos con la organización militar trasatlántica.
Hay elementos que conducen a sospechar que la paz con las guerrillas de las FARC y el ELN han sido requisitos para avanzar en este cometido de asociación con la OTAN. Curiosamente salen a relucir los nombres de los asesores de la representación del gobierno colombiano en los diálogos con las FARC en La Habana: Slomo Ben Ami, canciller del Estado de Israel, y participante en los diálogos con los palestinos; y Jonathan Powell, exjefe del gabinete británico en tiempos de Tony Blair, presente en los diálogos de paz con la guerrilla irlandesa del IRA.
Hacia donde nos llevan estos lideres políticos, encabezados por Santos? Seremos enemigos gratuitos de cuantos paises?
El posible acuerdo entre Colombia y la OTAN ve en contra de la voluntad de América Latina de ser una zona libre de conflictos, opina el especialista en problemas fronterisos, Pavel Rondón.
Además, el experto opina que a travéz de su cooperación con Bogotá, la OTAN busca sostener su enfrentamiento con Rusia y China, países cuyos vínculos con América Latina se estrechan día a día.
                                             






               

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